Cuando empieza a resonar el fin del segundo estado de emergencia declarado a raíz de la pandemia por el COVID-19, es momento de resituar en la agenda política pública la situación de precariedad vital que nuestras vecinas y vecinos más jóvenes están sufriendo.
Las personas jóvenes son las que han experimentado con mayor intensidad los efectos de la crisis económica tras el confinamiento. Así, en la Comunidad de Madrid encontramos que 1 de cada 4 jóvenes está desempleado y una tasa de temporalidad superior al 50% (datos de EPA 4T 2020).
Si revisamos indicadores como la temporalidad, la parcialidad, el salario medio o la sobrecualificación revelan unas condiciones cada vez más precarizadas que dificultan la autonomía vital de los jóvenes (ver Informe de Juventud 2020). Además, la situación del alquiler se ha vuelto insostenible: del 2013 al 2019 el precio medio del alquiler ha subido un 50% en España y el precio del alquiler ha aumentado 30 veces más que los salarios (ver Manifiesto de Apoyo a una Ley de Regulación del Alquiler).
Esta conjunción de factores, sumada a los impactos sociales y antropológicos que está teniendo la pandemia sanitaria, hace necesaria la atención a la salud mental en nuestras comunidades vecinales, con especial atención a las generaciones que ya sufrieron la crisis de 2008 y que han recibido un nuevo duro impacto en 2020. No lo olvidemos. La salud mental es salud comunitaria: la salida es hacia fuera y juntxs.
A pesar de la frecuente criminalización de los jóvenes, actualmente nos encontramos ante una juventud que es, en su mayoría, responsable y comprometida (ver Informe de Juventud 2020). Necesitamos políticas que incidan sobre las causas estructurales que impiden el desarrollo de una vida digna, con especial atención a nuestras generaciones más jóvenes:
- Regulación de alquileres
- Aumento del parque público de vivienda
- Ayudas para la emancipación juvenil
- Incentivos para la contratación estable de jóvenes
- Aumento de recursos para inspecciones laborales
- Programas de atención a la salud mental juvenil
Hace diez años tuvo lugar la manifestación de Jóvenes sin Futuro, donde podía leerse en la cabecera "Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo". Hoy de nuevo los jóvenes y no tan jóvenes reclamamos empleo digno y derecho a techo a justo precio.
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